viernes, 27 de diciembre de 2013

El dolor severo es él mismo, la medicina.

La sumisa si bien sabe degustar bien del placer,  está más organizada para el dolor y ese punto de equilibrio se debe tener en cuenta para regalarle con más frecuencia y severidad ese dolor y jamás temer educarla bien para llegar a él, sin dañarla nunca.
La sumisa a quien el dolor no educó, siempre será una niña, una chica estupenda, una hembra fantástica, una mujer fenomenal, lo podrá ser todo, pero nunca se podrá considerar sumisa de su Amo si no ha visto dentro de sí misma el dolor que le une a su Amo. Seguir con El, porque ha sabido llegar al punto en el que el dolor  la equilibra es la prueba de que todo está bajo control por parte de ambos.
Su entrega me hace Amo.
Para janna, es un alivio llorar,  las penas se desahogan y son arrastradas por las lágrimas, dejándole una faz limpia, clara, unos preciosos ojos azules transparentes en los que ves su fondo y un aliento caliente que al respirarlo hace reafirmarme en el orgullo que siento por ella.
No se ha llegado al clímax del dolor cuando se tiene aún fuerza para quejarse, cuando se para todo es cuando la unión se hace efectiva. Al romper el lloro empieza su fuerza en sobresalir, cuando queda muda para respirar es cuando realmente la transformación ya es realidad.
En todo ello la educación,  la poca prisa, la paciencia, la generosidad, la comunicación en todas sus facetas, las miradas,  el  respeto  infinito, la valentía, la  instrucción del  propio Amo, la creatividad  y saberse rico de amor es  entre otras  cosas lo  que  un Amo debe ofrecer a su esclava  para  situarla  en esa  nube  de felicidad del  BDSM y ella necesite,  más que desee,  continuar  siempre de la mano de su Amo, a su lado, ni delante ni detrás.

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