lunes, 18 de noviembre de 2013

El suspiro alegre de mi sumisa pasa por el castigo.

Cuando decides que ya no puedes más con las palabras no queda otra alternativa que pasar al castigo.
Tienes la suerte de tener una sumisa inteligente, una sumisa rápida en su pensamiento, hábil en las segundas lecturas, pero aun con todo y eso te das cuenta que no reacciona como tu deseas que lo haga y es que está reclamando tu atención y la mejor forma de hacerlo es provocando de forma consciente o de manera inconsciente un castigo para poder notar en su cuerpo el trato personal de la única persona que puede aplicarle correctivo, su Amo.
Usar tu correa es dar tu
 personalidad propia.
Hay  Amos que desean el placer del castigo, a mí personalmente me pone más deseoso el placer de su obediencia directa, por lo que castigarla no es gustoso para mi, en todo caso le puedo dar las mismas sensaciones del castigo pero de forma deseable, deseosa y con una sonrisa, pero al parecer hay momentos en los que el Amo veo que debe ser severo con su sumisa castigándola bien para el beneplácito de su ego de sumisa sintiendo en su cuerpo el placer del dolor infringido por el correctivo directo de su Amo. Si se llega a las lágrimas, el éxito está asegurado aun cuando es indispensable que dé muestras de su arrepentimiento en esa misma sesión sin tener la necesidad de guardar ningún rencor por haber sido suficiente para que saque todo cuanto le impida ser feliz en la relación con su amado Amo.
Bienvenida esa nueva sensación del castigo directo como terapia de enamoramiento de la sumisa hacia su Amo por duro que sea darlo.

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