viernes, 26 de julio de 2013

Mis técnicas del azote, a grandes rasgos, particulares.

Es sin lugar a duda mi sesión favorita, azotar a mi esclava es lo que más me gusta tal vez sea algo demasiado simple y clásico para algunos que así sea, pero ya se sabe, cada uno tiene sus propios gustos.
En tantos años lo he practicado todo con ella, bueno todo no pero mucho sí, y realmente como el azote en su culito precioso no hay nada para mi tan reconfortante, en el blog se puede observar una muy pequeña del abanico de posibilidades que me ofrece como esclava, pero la que a mí más me satisface o por lo menos lo que jamás puede faltar es el azote y si es severo mejor aún.
Tenerla bien situada es poderle dar
 lo que espera y desea de su Amo.
La disciplina del azote, suele ser algo muy temido por la inmensa mayoría de la gente que, teniendo deseos de ser sometida, aun no se atrevió a dar el paso. Sin duda el hecho de que al pensar en latigazos se nos venga la imagen de una espalda en carne viva tiene mucho que ver con eso. Pero esa imagen nada tiene que ver con el BDSM o por lo menos para lo que yo tengo como mi BDSM.
Al azotar a una esclava en ningún modo se pretende sacarle la piel a tiras, si no proporcionarle un punto de excitación a través del dolor, un punto por otro lado bastante alto y compartido el placer con el que azota.
En una buena sesión de azotes, es conveniente varias cosas, por un lado es buena idea el alternar diversos utensilios, por ejemplo empezar con las clásicas nalgadas, ya no te digo nada si pones en tu falda la esclava desnuda y la azotas con la mano directamente, así a la vez que calentamos la zona, daremos tiempo a que actúen las endorfinas, lo cual nos permitirá alargar aun más la sesión; pudiendo luego pasar a la pala o un gato o látigo de cola, con lo que obtendremos azotes más intensos a la par de que el látigo además nos permite "acariciar" la piel con el resultado de que la excitación de la esclava aumente.
Por otra parte si algo me excita fuertemente es el doblar una buena correa de piel natural por el medio y azotar a mi janna con esa herramienta tan temida y tan apreciada porque su dureza acompaña el perímetro por igual del culo, dándole con ella un abrazo desde el punto de inicio hasta el final sin una variación muy elevada de cambio de dolor de una parte a la otra del latigazo, además se consigue un estruendo que aun fortalece la sensación de dolor mas allá de la realidad física y sobretodo psicológicamente cuando ve que te quitas el cinturón o le pides que te lo quite ya ve claro que toca tocar el cielo de la sensación dolorosa de su entrega y la placentera de la recepción de su esfuerzo por no moverse mientras dure la sesión… tened en cuenta que a mí no me gusta atarla porque me da mucho morbo que sea ella quien se sitúe tal como sabe le gusta a su Amo que se posicione según lo que vaya a darle. En el caso del cinturón dejo que se coja al león al que ya he hecho referencia en otras ocasiones. Lo coge, lo acaricia, le consuela sentirse más entregada que estando inmovilizada y además es más fácil azotarla sin riesgos que provocaría al mover su cuerpo.
También es buena idea el alternar los azotes con caricias, tanto para relajar la piel, como para subir más la temperatura de la esclava. Por otro lado el parar de vez en cuando nos permite un mayor control de la sesión, percatarnos de que todo está dentro de los límites de la esclava va manteniendo un ritmo constantemente hacia arriba.
A veces es necesario la dureza en la entrega para
 que ella lo pueda observar posteriormente.

Otro detalle a tener presente en los azotes, es que dependiendo del equipo usado, así será de intenso el golpe, cuanto más ancho mayor es la superficie de contacto, mas repartido estará el golpe y dolerá menos, por ello la recomendación de empezar con la mano o una pala y poco a poco ir pasando a un aumento gradual del dolor. La verita de madera dará ese punto de adorno en la marca que tanto adora ver después una esclava que no tenga que dar explicaciones a nadie de sus marcas que no sean a su Amo.
Si usamos un látigo, además tendremos que tener cuidado en dirigirlo correctamente, para lo cual lo más sencillo es recoger las trallas con la mano libre, al recoger el látigo tras el golpe. Ello además nos permitirá alternar los golpes de las trallas en plano, como solo de punta etc… Hemos de tener en cuenta que a más longitud del látigo mas fuerza de contacto tendrá en la punta por lo que hemos de tener presente no el dolor de la primera zona de contacto si no la mas mejana, la del final que es donde más velocidad cogerá y por eso más dolerá. El abrazo en el cuerpo de la esclava es muy morboso y si miras su expresión el punto más alto de dolor es cuando le azota la parte más lejana del látigo.
También hay que tener presente la postura en que la azotamos, si la esclava se halla en una postura en la que piel y músculos se hallen en tensión, (inclinada hacia adelante por ejemplo), la zona estará menos protegida y el azote será siempre más intenso.
Y por ultimo diré que, las zonas de azote, ya que no es sensato el azotar donde nos parezca sin más, habiendo zonas del cuerpo, como la renal o cara, en las cuales jamás hay que azotar. Lo ideal, especialmente al iniciarse, es en las nalgas, pudiendo mas adelante ir accediendo a otras zonas tales como parte alta de la espalda dependiendo de dos factores, el primero observar la reacción a los cambios de zona para conocer sus sensaciones y por otra saber que solo la podremos marcar si realmente es libre de mostrar sus marcas. Para entrenarse el Amo no está de más, al principio, marcar los límites que tapa su ropa utilizada en los momentos íntimos que pueda tener con otras personas si las hay o sus familiares con un rotulador para no salirse del perímetro y que todo quede dentro para más discreción.
Por supuesto, en el caso de los Amos, no tener miedo a aprender, no creamos que con comprar un látigo ya vale, hay que saber cómo dirigirlo, como modificar la intensidad del golpe, evitar que se enreden las trallas, que equipo usar en cada momento, y hasta los mejores materiales en cada tipo de herramienta como la madera usada incluso la longitud y la anchura de la pala.
Jamás el Amo ha de dañar a su esclava, disfrutar de su dolor no significa dejarla desgraciada y que coja miedo a una sesión de azote por el hecho de no saber azotarla bien. Practicar a baja potencia y dirigiendo bien el látigo es algo importantísimo, mas adelante ya iremos de excursión por su cuerpo cuando sepamos seguro que no le hacemos daño sini le damos dolor.

Una preciosa visión de lo tuyo.
Para mí una cosa es dar sensación y otra es dañar. Una fuerte sensación de dolor es apreciada por ambas partes mientras que rasgar la piel no tiene sentido y si por mala suerte eso sucede rápidamente hemos de parar y desinfectar la herida limpiando bien la zona y hidratando la piel posteriormente. A mí me gusta regalarle a mi esclava, después de una buena sesión de azote, una buena y cariñosa friega de crema hidratante. Eso hace que desaparezca mucho la señal de los azotes al hacer circular bien la sangre y por otra parte a ella le encantan esas caricias cariñosas en la que le demuestro mi agradecimiento a su entrega que en mi caso es siempre sin límite de sensación ya que janna es un regalo de los dioses del BDSM.
Mi regalo el día de mi aniversario fue invitar a mi esclava a merendar, tomar mi cafecito ese beso al llegar y al acabar el encuentro ir un breve momento al lavabo del restaurante, subirle la faldita bajarle la braguita, que me guste lleve puesta para podersela bajar, y darle tres palmadas. Eso si fué una buena celebración. Gracias janna por darme ese placer reservado a los Amos que nos sentimos amados por nuestra esclava.

2 comentarios:

  1. Gracias a Ti mi Amo,por hacerme sentir viva...
    Adoro pertenecerTe,
    Adoro cuándo me besas
    Adoro cuándo me azotas
    Gracias por enseñarme a ser La esclava de Tus sueños ...

    Felizmente teva...

    T'estimo moltissim

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    1. Para mi la gracia del BDSM es que todo salga de la raiz y tu eres mi raiz por tu obediencia y servicio a tu Amo.

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