miércoles, 5 de junio de 2013

El juego del impávido.

Se cuenta que en la lujuriosa Francia del siglo XVIII, algunos anfitriones obsequiaban a sus invitados con el divertido juego de “El Impávido”. Este consistía en sentar a los caballeros, desprovistos de pantalones y calzón, en torno a una gran mesa redonda con largos faldones que llegaban hasta el suelo. La esposa del anfitrión se introducía debajo de la mesa, y elegía aleatoriamente a uno de los sedentes, introduciéndose entre sus piernas, por debajo del faldón, y procediendo a practicarle una fellatio. De este modo, y sucesivamente, la dama iba probando todos y cada uno de los penes de los invitados sin ser vista desde la parte superior de la mesa.
El objeto del juego, era adivinar quien estaba siendo en cada momento objeto de la succión, basándose únicamente en el rostro de los participantes, que, como el propio nombre del juego indica, habían de permanecer “impávidos” para ocultar su condición de “felados”. Cuando alguien creía descubrir que otro jugador estaba siendo objeto de la manipulación bucal de su miembro, denunciaba su nombre en voz alta. Si acertaba, el nombrado abandonaba la mesa, y si erraba, era el denunciante quien se retiraba del juego. La anfitriona, desde debajo de la mesa, velaba por la limpieza del juego, y si el denunciado mentía, la dama procedía a morder inmisericordemente el miembro del tramposo hasta hacerle confesar su falta.
El ganador, era el primero que conseguía eyacular en la boca de la anfitriona sin ser descubierto. Teniendo en cuenta la dificultad que conlleva evitar que el color o la mueca del rostro delaten la obtención del orgasmo.
En la actualidad la mesa llena de tus amigos íntimos y situando debajo de las faldas de la mesa a tu esclava después de presentarla en forma sensual, ella deberá colocar un lacito en el pene a cada uno de los que superen la prueba, lo cual les dará posterior derecho a hacer con tu sumisa lo que tu les des permiso dependiendo de tu idea de lo que quieres ver que ese amigo deba hacer según su caráter para seguir el juego.
El castigado como perdedor se mantendrá levantado siendo testigo inmóvil de la movida sin derecho a nada más que masturbarse solo ante el resto de comensales.
Como regalo para la sumisa el Amo le dará unos azotes severos ante todos, tantos como comensales hayan participado en la reunión, uno para cada uno de ellos y a cada azote se le dará el nombre del diferente participante, si el ganador (el que haya sido capaz de correrse sin que nadie lo sospeche) lo desea podrá ser él quien de los azotes a la esclava de la forma que el Amo desee deban dársele.
Si se nota a la sumisa desde fuera y alguien la descubre naturalmente se dará un aviso a la sumisa en forma de humillación leve, si lo repite la azotará el descubridor sin mostrar placer los asistentes, si por tercera vez se la descubre se arrodillará detrás del asiento de su Amo hasta el final de la cena.
Al contrario si se ha portado perfectamente cumpliendo la petición de su Amo, el premio posterior privado para la esclava aparte de tu orgulloso comentario como Amo, será una cena privada con ella para escucharla en lo que desee expresar a su Amo y asi aprender a mejorar en el dificil rol de Amo y entender su sensación para mejorar en la siguiente ocasión que quieras organizar esta fiesta privada...

2 comentarios:

  1. No conocía tal juego... me gusta el hándicap. ..

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  2. No tienes mal gusto, si juntamos unos cuantos participantes podemos hacer una partidita.
    Con unas buenas reglas bien clarificadas se puede hacer muy morbosamente sin faltar al respeto a nadie, incluso podria ser con mascara para ocultacion de los participantes.

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